viernes, 7 de diciembre de 2007

Tras el tabique: Luis Ramón Marin.


Retrato de una enfermera del Hospital de Sangre de Buitrago, julio 1936.


Como el mas preciado de los tesoros, miles de placas de vidrio, espejos de la historia que vivió, permanecieron escondidas tras el tabique de una cocina.

Eduarda Plá, viuda de Luis Ramón Marin, fotógrafo con alma en el objetivo, escondió temiendo represalias, 18.000 negativos tras una pared de su cocina.
Posteriormente, su hija Lucía, lo entregó a la Fundación Pablo Iglesias, quien junto a la Fundación Telefónica, han montado, la que es , a mi modo de ver, la exposición fotográfica-revelación del año.

Es la historia escondida y olvidada de los años anteriores a la Guerra Civil, todo un legado de valor documental incalculable.

Luis Ramón Marin nació en Madrid en 1884.Estudió perito Agrícola y fué funcionario, aunque eso no le restó tiempo para dedicar toda su vida a captar imágenes con su cámara.
Muy pronto se interesó por la Fotografía, compartiendo clases con Alfonso, en el estudio de Amador Cuesta, en la madrileña Puerta del Sol.
Empieza sus trabajos en 1908, aunque es en 1922 cuando entra a formar parte como reportero en la publicación:Informaciones.

Alternará un periodismo social: donde da cuenta de bodas y actos protocolarios, Retratos de la familia real, incluso en sus vacaciones....


Boda del Capitán Enrique de Valenzuela,1923


...con otro de Fotografía Industrial, cuando en 1926 pasa a formar parte del proyecto de documentación industrial de la Compañia Nacional de Teléfonos.
Cubrirá toda su expansión y creación en España.

Otro apartado importante en su obra supone todas sus fotos realizadas a ídolos modernos como el aviador Jules Vedrines mostrando sus primeros vuelos en el aeródromo de Getafe, los motoristas o los nuevos bólidos de carreras.
Marín sabe captar lo mismo a un piloto triunfador como a el equipo de mécanicos.Supone también una gran innovación el uso de la fotográfia aerea.

Jules Vedrines junto a su aeroplano, 1911.


Es fascinante cuando retrata a ese mundo del espectáculo y el brillo, con sus artistas en los camerinos: una inquietante Raquel Meyer (en la que Alfonso Guerra vé reminiscencias de un cuadro de Veermer), Carmen Carbonell o una innovadora Josephine Baker que escandalizaba al bailar solo con una falda de plátanos en la cintura.

Carmen Carbonell en su camerino.1930.

Es ese mundo, donde misses se mezclan con toreros y boxeadores y una actriz como Carmen León posá ,en la Pescaderia Coruñesa de Madrid, disfrazada de tendera entre las merluzas.
La magia del Price o del Teatro Victoria...los golfos o los juerguistas de taberna...

Pero también sabe captar el gesto serio y colectivo: el entierro político como ritual de masas.Asi lo muestra con sus fotos de entierros célebres como el de Canalejas o Pablo Iglesias.

Entierro de Pablo Iglesias.1925.

Con la llegada de la Guerra Civil todo se trastoca conviertiendolé en el fotógrafo del Madrid sitiado.
Disminuye estrepitosamente su producción de 1419 fotos en 1936 a las 130 en el año 39.
Ahora es el momento de los retratos anónimos, lejos del brillo de anteriores tiempos de celebridades.
Muchos rostros representan el abandono y la tristeza.Los desconocidos figurantes de una sociedad rota. Incendios, Evacuaciones, Miseria...
Ahora sus escenarios son frentes, Somosierra, Guadarrama, Buitrago... y cambia su antigua cámara por una Laika II de 35 mm que le acompañará hasta su muerte.

Oficiales en Somosierra, Madrid julio de 1936.

A partir de los años 40 deja completamente de recibir encargos y ni nadie le recuerda.

Hoy, se abre la posibilidad de sacar a la luz ese tesoro escondido en el buque hundido del olvido.Os la recomiendo casi con fervor.

Os dejo también, un pequeño homenaje en forma de video, que he realizado con sus fotos (todas pertenecen al magnífico catálogo editado para la Exposición.) un poco compensación para todos los que no podaís acercaros a Gran Via a verla.

Podeís ver su obra hasta el 21 de enero en la
Fundación Telefónica, y es una oportunidad única de recuperar la história en forma de arte fotográfico.

Como bien dice Alfonso Guerra en el prólogo: "Marin es un fotógrafo singular y en sus fotos se puede encontrar un número amplio de objetivos e intenciones.Da testimonio fiel del mundo que retrata, pero añade siempre un dato, un gesto, un complemento que conduce al encuadre de los grandes pintores de la historia del Arte."